Las protestas comprometen la libre circulación de mercancías españolas en Francia

El sector hortofrutícola español comparte las reivindicaciones del sector agrario francés, pero rechaza los actos que impiden el tránsito y dañan los productos.

El sector productor y exportador hortofrutícola agrupado en Fepex ha rechazado todos estos actos que comprometen el comercio y las producciones españolas, si bien «entiende el malestar de los agricultores franceses y comparte gran parte de sus reivindicaciones, como la falta de coherencia entre la política agraria y la política comercial ante la necesidad de que haya una reflexión real sobre la soberanía alimentaria del continente».

Destacan, además, que los productores sufren estos incidentes doblemente, primero por el destrozo de su mercancía y porque los seguros no cubren los actos vandálicos.

El malestar que estos incidentes han generado en el sector español es por «el modo de protesta utilizado. No puede ser que quien desea un mayor grado de libertad y competitividad para el sector agrario se dedique a protestar destruyendo mercancía de ese mismo sector del país vecino y hermano o de los agricultores españoles que están comercializando hacia otros países», continúan.

Planas, por su parte, ha calificado de «inaceptables» los ataques que se han llevado a cabo contra camiones españoles en Francia.

Aunque aún no se pueden cuantificar las pérdidas por estos altercados, cabe destacar que enero es uno de los meses con mayores volúmenes de exportación, siendo Francia el segundo destino de las exportaciones españolas pero también el lugar de tránsito hacia otros mercados, pues aproximadamente 20.000 camiones españoles cruzan a diario la frontera entre España y Francia, un flujo que ha desde Aecoc califican como «esencial» para las operaciones comerciales entre ambos países.

Aguado ha recordado que «los agricultores y ganaderos españoles cumplimos las mismas normativas europeas que los franceses y, por tanto, no somos una competencia desleal como sí lo son las importaciones que llegan de países terceros. El sector agrario europeo ha de mantenerse unido contra nuestros enemigos comunes: los políticos comunitarios que no pisan tierra, que se mueven por un ecologismo filosófico y radical, y que parece que quieran expulsarnos para dejar espacio a los alimentos de fuera».

Scroll al inicio